Moshe instruye al pueblo de Israel para designar jueces y policías en cada ciudad; “Justicia, justicia perseguirás,” les ordena, y deben administrarla sin corrupción ni favoritismo. Los crímenes deben ser investigados meticulosamente y la evidencia examinada a fondo. Un mínimo de dos testigos verosímiles es requerido para condena y castigo.
En cada generación, dice Moshe, habrá personas encargadas de interpretar y aplicar las leyes de la Torá. “De acuerdo a la ley que ellos te enseñarán, y el juicio que te instruirán, harás; no te desviarás de lo que te dirán, ni a la derecha ni a la izquierda”.
Shoftím (jueces) también incluye las prohibiciones contra idolatría y brujería, las leyes que gobiernan la denominación de un rey; y las indicaciones para la creación de “ciudades de refugio” para el asesino no intencional. También son explicadas varias de las leyes de la guerra; la excepción de la batalla de quien recién se casó, construyó una casa, plantó un viñedo o es “temeroso y de corazón suave”; la exigencia de ofrecer la paz antes de atacar una ciudad; la prohibición de destrucción injustificada de algo valioso, ejemplificada por la ley que prohíbe cortar árboles frutales durante el sitio de una ciudad.
La parashá concluye con la ley de Eglá Arufá, el procedimiento especial a seguir cuando una persona es asesinada por un asesino desconocido y su cuerpo es encontrado en el campo, que resalta la responsabilidad de la comunidad y sus líderes, no sólo por lo que hacen, sino también por lo que podrían haber prevenido que ocurra.